En unas fiestas de pueblo, venia anunciado un grupo de circo-teatro de aquellos que recorrían todas las aldeas de este país por el verano.
Entre sus atracciones había una un tanto peculiar. Un señor que solo cobraba 50 céntimos por intento y pagaría 6.000 euros a quien fuese capaz de hacer reír a un POLLIN (burro, asno, etc) que llevaba con el.
Mira …….paso todo el pueblo por allí y de varios pueblos limítrofes. Que si contando chistes, que si haciéndole cosquillas, que si sobándolo, que si masturbándolo, que si cantándole canciones, que si dándole cerveza…. Nada….Que no había forma que el POLLIN se riera.
En estas, llega un aldeano y tras preguntar porque tanta gente alrededor del POLLIN, paga los 50 céntimos y cogiendo las orejas del POLLIN le dice algo al oído.
Mira…. El POLLIN se tira en el suelo con las patas para arriba, riéndose a carcajadas tal como un POLLIN puede hacerlo y claro, entre el estupor de todos el dueño tuvo que abonar los 6.000 euros prometidos.
Como el tema de la risa ya estaba resuelto, el feriante cambio el enunciado del anuncio y pagaría otros 6.000 euros a quien fuese capaz de hacer llorar al POLLIN.
Volvió a pasar todo el pueblo con toda clase de ideas extravagantes, pero no había forma que el POLLIN llorara.
Allá, a última hora, aparece de nuevo el aldeano, paga los 50 céntimos, coge al POLLIN por las orejas contra una esquina y ….mira chico…empieza a llorar el POLLIN, completamente desconsolado, con unos lagrimones de aquí te espero, dejando a todo el mundo con la boca abierta.
El dueño vuelve a pagar al aldeano los 6.000 euros prometidos y muy seriamente le dice….
Le doy el doble de lo que ganó, pero tiene que decirme como hizo reírse al POLLIN y que hizo para que llorara.
El aldeano dice que de acuerdo, que era muy fácil, que para hacer reírse al POLLIN le dijo al oído “Que la tenía más larga que el”. Y para hacerle llorar “Se la enseñe”.